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Campo del Moro

Situado en el Oeste de Madrid podemos encontrar uno de los parajes más bonitos de nuestra ciudad. El enclave del Palacio de Oriente y los jardines del Campo del Moro. Al estar orientados ambos hacia poniente, y disfrutar de una posición elevada, desde esta posición se puede vislumbrar una gran extensión convirtiendo las puestas de sol en algo mágico, que junto con el Templo de Debod, situado en la montaña de Principe Pío, son sin duda alguna, los mejores parajes de madrid para disfrutar de una puesta de sol.


Jardines del Campo del Moro
Los jardines del Campo de Moro son de los más bonitos de Madrid, junto con El Capricho y El Retiro, aunque no muchos madrileños los conocen, y es que su acceso es complicado a no ser que vayas a eso específicamente. primero tienen unos horarios no muy extensos, ya que en invierno cierran el parque a las seis de la tarde. Además, tiene una verja que rodea todo el recinto, y aunque tiene una puerta por la cuesta de San Vicente, sólo se puede acceder por el Paseo Virgen del Puerto que está en la parte baja, casi a nivel del río Manzanares, por lo que para acceder hay que bajar una enorme cuesta, que luego habrá que volver a subir.

Por eso, los madrileños que acuden se sorprenden de lo bonitos que son estos jardines, y de que haya pavos reales sueltos por el parque. Si aún no lo conoces te sugiero que visites toza la zona: jardines del Campo del Moro, Jardines de Sabatini, Palacio Real y la Catedral de la Almudena.




Palacio Real
Es el símbolo de la monarquía en España. Ha soportado dos repúblicas, y actualmente, aunque es considerado la residencia oficial de los reyes, éstos viven en el Palacio de la Zarzuela. El Palacio Real tiene sobre todo un caracter monumental, y se utiliza en las ceremonias de estado.

Su origen se remonta al propio origen de Madrid. Situado en una elevación sobre el río, disfrutaba de unas cualidades estratégicas que lo convirtieron en el lugar idóneo para que los musulmanes levantaran edificaciones con fines defensivos. Con el tiempo, esto se acabó convirtiendo en el antiguo Alcázar, que se quemó en un incendio en la nochebuena de 1734.

Esto dio la excusa perfecta para que el monarca Felipe V mandara construir un nuevo palacio en el mismo lugar. Eso sí, nada de madera que se pudiera quemar. Así que el nuevo palacio fue hecho integramente de piedra. Las obras duraron hasta 1755.

Carlos III ya fijó su residencia oficial en este palacio y así, hasta Alfonso XIII.

Autor: Juan Antonio Jiménez

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