Madrid en Castilla (siglos XI al XV)

El topónimo Castilla viene de Castella, plural latino del sustantivo castellus. Es decir, era literalmente el país de los castillos. Nación surgida de la guerra y para continuar la guerra. Cuando los soldados de Alfonso VI entran en Madrid, uno de ellos escaló las murallas con tanta agilidad que sus compañeros de armas le llamaron “gato”, y se acabó quedando con Gato como apellido, y los madrileños, de paso, como los “gatos” para los siglos futuros. Cuando los soldados de Alfonso VI entran en Madrid, Isidro Merlo Quintana era un niño que debía rondar por los dos o tres años de edad. Isidro llegó a vivir el intento de los musulmanes de recuperar Madrid en el año 1109, cuando los almorávides efectuaron diversos destrozos en las casas, pero sin llegar a poder entrar en el Alcázar o castillo de la población. Años después Isidro sería pocero, labrador y benefactor de los pobres, y adquirió tan buena reputación entre la Corte, que tras su muerte sería venerado como santo incluso por los reyes. La Iglesia lo canonizó mucho más tarde, el 12 de marzo de 1622, siendo Papa Gregorio XV. La fiesta del 15 de mayo que se celebra en Madrid todos los años en honor de San Isidro no viene de esta canonización, sino de la previa beatificación llevada a cabo por Pablo IV en el año 1619. También fue proclamada santa la mujer de Isidro, María de la Cabeza. El hijo de ambos, Illán, aunque no ha sido reconocido oficialmente por el Vaticano, recibe también honores de santo en algunas zonas de Toledo, como en el pueblecito de Illán de Vacas.

La otra gran manifestación de culto del recién restaurado cristianismo se orientó a la veneración de la Virgen de la Almudena, imagen cuyo templo se instaló en lo que ahora es la esquina de las calles Mayor y Bailén. En este emplazamiento había estado una mezquita de los anteriores dueños de la ciudad, y sobre él se instaló el que habría de ser uno de los principales templos cristianos de Madrid, Santa María la Mayor de la Almudena. Esta iglesia sobrevivió hasta el año 1868, en que la reordenación de las calles de la zona para dar cabida al primer Viaducto sobre la calle de Segovia llevó a su demolición. La gran catedral de La Almudena de nuestros días se considera la heredera de esta iglesia primitiva, cuyo solar hoy está ocupado en gran parte por las casas del número 88 de la calle Mayor, y números 19-21 de la calle de Bailén.

En el año 1202 Madrid pasó a disponer de fuero propio, y en 1212 hay constancia de que unas milicias enviadas por la ciudad a combatir a los musulmanes en la batalla de las Navas de Tolosa llevaban una osa en su bandera. El oso, como en Berna o en Berlín, es el otro animal totémico madrileño, relacionado concretamente aquí con el simbolismo de la constelación de la Osa Mayor y de sus siete estrellas.

En el año 1217 pasó por Madrid una de las figuras estelares de la cristiandad, San Francisco de Asís. Desde entonces, la orden de los franciscanos ha tenido presencia aquí, en origen con un convento reducido, luego reemplazado por la inmensa basílica del siglo XVIII llamada de San Francisco el Grande (para diferenciarla de la iglesia de San Francisco de Paula, que se hallaba en la Carrera de San Jerónimo).

Por esos años se van terminando las obras del nuevo recinto de murallas, de un perímetro ya muy superior al de las fortificaciones árabes. Por el este, estas murallas llegaban a la Puerta de Guadalajara, situada en la calle Mayor junto a la hoy plaza del Comandante las Morenas. Madrid iba ganando población. En 1235 su vecindario fue dividido entre diez parroquias. También iba ganando importancia entre las distintas ciudades que integraban la parte sureña del reino. Tanta, que enseguida se convirtió en un obstáculo para los intereses de otra ciudad, Segovia, en la carrera por disponer de zonas de influencia en las tierras reconquistadas a los musulmanes al sur de la cordillera central. Vestigios de aquellas querellas los tenemos en la existencia del Real de Manzanares, territorio creado por la corona en el siglo XIII para servir de “colchón” que amortiguara esas rivalidades, o en la población de Navalcarnero, fundada en el siglo XV como nueva avanzadilla de los segovianos hacia el sur (de hecho en el escudo de Navalcarnero aparece el acueducto de Segovia).

En 1345 los límites del reino ya llegaban hasta amplias zonas de lo que conocemos como Andalucía. Ese año fue tomada la ciudad de Algeciras, y se dice que para conmemorar esa victoria, el rey Alfonso XI ordenó construir en Madrid la iglesia de San Pedro, con su torre de ladrillo de estilo mudéjar y que hoy todo el mundo llama de San Pedro el Viejo. Es uno de los edificios más antiguos que se conservan en todo nuestro municipio.

Hagamos aquí un breve paréntesis para diferenciar tres términos que aparecen a menudo en los manuales de Historia y que suelen confundirse:

-mudéjaresnes que mantuvieron su religión, pero optaron por quedarse a vivir en las ciudades reconquistadas aceptando la autoridad civil de los reyes de Castilla.

-mozárabes eran los cristianos que habían vivido en zonas de ocupación musulmana, manteniendo la práctica del cristianismo.

-muladíes eran los cristianos o descendientes de cristianos que se convertían al Islam. A menudo esta conversión había sido muy precoz, en la época de la sustitución del poder visigodo por el árabe.

En 1399 se empieza a construir otra obra, mucho menos visible que la iglesia de San Pedro pero extremadamente útil a la ciudad, cual es el Viaje de Aguas de la Alcubilla. Consiste en un túnel muy estrecho (suficiente para el paso de una persona) pero de gran longitud, para traer a Madrid las aguas subterráneas captadas cerca del entonces pueblo de Fuencarral. Las técnicas de conducción de aguas aprendidas de los árabes se perfeccionarán enormemente tanto en el período cristiano de la Edad Media como ya en los reinados de los Habsburgo.

En 1404 el reino de Castilla estableció una embajada en la ciudad de Samarkanda (actual república de Uzbekistán). La hazaña fue posible gracias al viaje efectuado por el madrileño Ruy González de Clavijo, que tenía por fin establecer una alianza entre castellanos y mongoles para combatir a los turcos. El proyecto militar fracasó por la inesperada muerte de Tamerlán, jefe de los mongoles, pero el viaje de Clavijo constituye una proeza tan remarcable como la de Marco Polo, cuya figura han sabido valorar los italianos mucho mejor que nosotros la de nuestro embajador.

Al contrario de lo que ocurrió en las estructuras políticas montadas en los siglos anteriores por los visigodos o por los árabes, en Castilla no había por entonces una capital estable. El rey se movía de unas ciudades a otras según le convenía imponer su autoridad, para frenar las ambiciones de unos señores feudales o de otros. Igualmente, las Cortes de Castilla, una especie de protoparlamentarismo medieval, no se convocaban en una ciudad fija, sino donde mejor convenía. De la importancia de Madrid da fe el hecho de que enviaba representantes (los denominados procuradores, denominación que ha rescatado la actual comunidad autónoma de Castilla y León) a esas Cortes, y que cada vez más era la propia ciudad la elegida para convocarlas (la primera vez fue en 1309). En el año 1477 fue nombrado el primer corregidor permanente de Madrid. El corregidor era un antecesor de lo que a partir del siglo XIX serían nuestros alcaldes, y gran parte de sus poderes no venían de la administración local (es decir, del concejo, antecedente de los ayuntamientos) sino de la Corona, que intervenía en los asuntos de determinadas ciudades cuando le interesaba recortar el poder de los concejos.

El reinado de los Reyes Católicos será ya el de la transición de la Castilla independiente al imperio transatlántico de los Habsburgo.

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Autor del artículo

Juan Pedro Esteve García

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