Arco. Glosario arquitectónico madrileño

Continuando en el conocimiento de los elementos arquitectónicos, en su relación con edificios concretos madrileños, proseguimos con esta segunda entrada de la letra “A”. Para localizar a la segunda protagonista en que hallaremos situado el elemento arquitectónico de nuestro glosario, no hemos de apartarnos del ámbito geográfico del Madrid medieval circunscrito por las murallas cristianas del siglo XII en que tuvimos oportunidad de descubrir y describir someramente a la iglesia de San Nicolás de los Servitas en nuestro anterior número. La presente es vecina y “prima” de la misma. Pero no despejemos aún la incógnita y, procediendo con orden, vayamos con la definición de esta segunda entrada.

Arco: (Del latín Arcus.)

Elemento de construcción de perfil curvo y  poco espesor, integrado por varias piezas,  que cubre un vano entre dos pilares o puntos fijos. El arco solventa el problema de cerrar un hueco, cuando se carece de piezas de madera o piedra suficientemente largas y fuertes para cruzar de una jamba a otra en forma de dintel. También se emplea por razones exclusivamente estéticas. Se construye con piedras labradas llamadas dovelas, o con ladrillos que, a partir de los apoyos del muro, se van colocando sostenidos por una armadura de madera (cimbra), hasta que se cierra al encajar la dovela superior o clave, la cual, al contrarrestar las presiones de uno y otro lado, proporciona el equilibrio y estabilidad necesarios.

Según la forma y estructura que adoptan podemos diferenciar distintos tipos de arcos, entre los cuales reseñamos algunos de ellos:

-Abocinado: Es aquel que por un lado es mayor que por otro (Foto 1),

-Apuntado u ojival: El que consta de dos porciones de curva que forman un ángulo en la clave (foto 2).

-Conopial: Arco apuntado en su centro y compuesto por cuatro arcos de circunferencia iguales entre sí los dos laterales y los dos centrales (foto. 3).

-de Herradura: El que abarca más de  media circunferencia (foto. 4).

-de Medio Punto: El que abarca una semicircunferencia (foto. 5).

-Peraltado: Arco cuya altura, desde la línea de imposta, es mayor que su radio (foto. 6).

-Rebajado: Arco cuya altura, desde la línea de imposta, es menor que su radio (foto. 7).

-Túmido: Arco de herradura apuntado (foto. 8).

Iglesia de San Pedro el Viejo

De entre los varios existentes en este templo, hemos querido resaltar los arcos, en este caso de medio punto, existentes en el cuerpo de campanas de su torre (foto 9). De esta manera comenzamos la descripción del elemento constructivo más antiguo y llamativo de la vieja iglesia, como es su campanario. La torre es de planta cuadrada y edificada en tostado ladrillo macizo, salvo su basamento, elaborado en mampostería y hoy día enfoscado.  En su cuerpo superior, separado del resto de la torre por dos finas impostas separadas a modo de faja, destacan el par de arcos doblados de medio punto por cada una de las cuatro fachadas que cobijan las campanas; son doblados al estar compuestos de una doble arquivolta de ladrillo,  y enmarcados cada uno de ellos en rectángulos rehundidos culminados por frisos individuales de ladrillos dispuestos en esquinilla o “dientes de sierra”. Aunque actualmente estos arcos son de medio punto, originalmente se elaboraron en forma de herradura, según muestran antiguos grabados decimonónicos, y desconocemos en qué restauración efectuada entre las postrimerías del siglo XIX y comienzos del XX estos arcos fueron retallados en su configuración actual. No obstante, el recuerdo de esta estructura decorativa formal típicamente mudéjar sigue existiendo en las diminutas aspilleras que iluminan la escalera que asciende desde la base de la torre hasta el cuerpo de campanas. Como podemos comprobar en la fotografía, estas aspilleras aparecen englobadas en arcos ciegos túmidos, o de herradura apuntada, enmarcados en su parte superior por un “alfiz”, enmarcamiento rectangular rehundido.

Orígenes del templo.

La iglesia de San Pedro el Viejo ya aparece reseñada en el Apéndice del Fuero de Madrid del año 1202, el cual ofrecía un listado de las diez parroquias o “collaciones” existentes por entonces en el interior del recinto amurallado de la villa. El primer emplazamiento del templo estuvo situado junto a la fuente de Puerta Cerrada, al comienzo de la actual calle de Segovia. No obstante, se ha venido afirmando que en la primera mitad del siglo XIV la iglesia original fue demolida y se reconstruyó de nueva planta a las puertas de la Morería, el barrio marginal existente entre el arroyo de San Pedro y la colina de San Andrés en el que fue recluida mayoritariamente la población islámica madrileña a raíz de la incorporación de nuestra ciudad al reino castellano-leonés, tras la capitulación firmada por el reino taifa de Toledo en el año 1085. Y el motivo para el traslado de la iglesia no sería otro que la conmemoración de la victoria obtenida por las tropas castellanas del rey Alfonso XI contra los musulmanes benimerines en el año 1345, consecuencia de la cual sería la conquista de la ciudad de Algeciras. Refundada la iglesia por el onceno Alfonso, por esa razón tomaría el titulo de Real, que perdería, al igual que su parroquialidad en el año 1891 a favor de la Capilla de la Virgen de la Paloma, cuya denominación canónica oficial es Parroquia de San Pedro El Real. La circunstancia de trasladarla a la antesala de la Morería sería, por tanto, una muestra más del predominio y señorío de los cristianos sobre los antiguos dominadores de la villa, los musulmanes. Incluso se ha afirmado que la iglesia se edificó sobre la antigua mezquita de los mudéjares [1] de la cual el último resto sería el alminar, actual torre-campanario.

¿Cuál es la antigüedad de la torre-campanario de San Pedro El Viejo?

Tradicionalmente ha sido aceptada la teoría de que la consagración de la Iglesia de San Pedro en su actual ubicación, tras abandonar su anterior emplazamiento junto a la Puerta Cerrada de la muralla cristiana, se debió a la real iniciativa de Alfonso XI para conmemorar la toma de Algeciras en el año 1345. Por lo tanto, los elementos más antiguos del actual templo nunca deberían ser anteriores al referido año. El profesor Azcárate intentó afinar la fecha de construcción de la torre, concretándola en el año 1353, desconociéndose los documentos en que se basó para determinarla, y la mayor parte de los autores e investigadores de los monumentos e historia del viejo Madrid le han dado notable validez..

No obstante, a falta de documentos históricos fiables, hay que recurrir al estudio histórico y arqueológico. Concepción Abad Castro [2] al estudiar el conjunto de la construcción propuso una hipótesis de la estructura primitiva del templo, compuesta de una planta de tres naves, culminada por una cabecera integrada por un tramo recto y ábside semicircular, en ladrillo y ornamentados con arcos doblados, muy similar a la aún existente iglesia de San Pedro Apóstol de la localidad madrileña de Camarma de Esteruelas (Foto 10). Esta autora considera a la torre contemporánea de esta construcción primigenia, que por sus características estilísticas se atribuye a los inicios del siglo XIII. Por tanto, correspondería adelantar la cronología de la torre casi un siglo y medio a la aceptada comúnmente de mediados del siglo XIV. Arqueólogos y profesores reputados como Caballero Zoreda o Murillo Fragero al estudiar las posibles campañas constructivas del templo llegan a la misma conclusión que Abad Castro, retrotrayendo, incluso algo más, la fecha de construcción de la torre, contemporánea al resto de la edificación original y por tanto correspondiendo a la transición de los años finales del siglo XII, comienzos del siglo XIII.

Tradicionalmente se venía afirmando que del templo medieval, tras la gran reforma que experimenta en el siglo XVII, apenas se conservaban la torre, y la antigua capilla que remata la nave de la epístola, patrocinada y edificada por la familia Luján en el siglo XV y actualmente consagrada a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Sin embargo, es evidente que resta algo más. De la antigua cabecera románico-mudéjar, integrada por tramo recto y ábside semicircular, restan tres arcos doblados en ladrillo de ese tramo recto, en el muro sur del actual presbiterio, que no se pueden contemplar al estar enfoscados.

Asimismo, observando el templo desde el exterior, en su fachada sur podemos observar el “buque” de la nave central (foto 11) que destaca notablemente sobre las naves laterales. Construida en el mismo tipo de ladrillo de la torre, nos sorprende hallar el mismo motivo decorativo que orna los arcos de medio punto del cuerpo de campanas, es decir un friso de esquinilla o “dientes de sierra”. Estas dos circunstancias nos convencen de que el templo medieval subsiste en buena medida a pesar de la gran reforma barroca que dirigió el maestro de obras Francisco Sanz entre 1655 y 1661. Además, bajo la hermosa bóveda barroca que en configuración de cañón con lunetos cubre la nave central se ha podido comprobar, a través de diversas catas efectuadas, que el viejo artesonado mudéjar ha sobrevivido parcialmente, habiéndose reutilizado algunas de sus piezas. Nos encontramos, por tanto, ante un templo medieval edificado en la transición del siglo XII al XIII que experimentó una gran transformación en la segunda mitad del siglo XVII, pero que aún subsiste en gran medida.

Descripción General del templo.

Contemplado desde el exterior, el templo muestra una gran modestia arquitectónica (foto 12). Parece templo más propio de una modesta aldea que de la capital de un moderno Estado europeo. Sin embargo, no debemos olvidar que los orígenes de la actual edificación se remontan, según los más recientes estudios a los que hemos tenido oportunidad de aludir un poco más arriba, a la transición del siglo XII al XIII; y en Madrid no se asienta la Corte con el rey Felipe II hasta el año 1561; definitivamente, con Felipe III, en 1606, tras un breve asiento de cinco años en Valladolid.

No obstante su sencillez material, ya que se encuentra edificada en elementos constructivos tan característicos de los templos de tradición mudéjar como la mampostería, el ladrillo, la madera y el yeso, muestra un porte notablemente airoso, especialmente resaltado por su esbelta torre-campanario mudéjar, que resalta imponente como un gran punto de mira contemplado desde la vecina calle del Príncipe de Anglona. Asimismo, resalta su singularidad urbana el hecho de ocupar una manzana aislada (la número 152 de la Planimetría General de Madrid, de 1757), y el notable desarrollo en altura que muestra contemplada su fachada norte desde la calle de Segovia, debido al enorme desnivel que muestra el terreno en esta zona, antiguo cauce del arroyo de San Pedro,  en comparación con la fachada norte notablemente nivelada la plazuela en la que se alza (posiblemente por antiguos terraplenados) y que se muestra fácilmente contemplable gracias al gran ensanchamiento que experimenta en este sector la calle del Nuncio, recuerdo de la antigua Plazuela de San Pedro que fue anexionada al viario de la calle del antiguo palacio del representante diplomático del Sumo Pontífice.

La fachada Norte, a pesar de su notable altura, muestra un aspecto más anodino al haber quedado englobada y oculta por la casa rectoral a raíz de la reforma del templo a partir de mediados del siglo XVII.

Visita al interior del templo.

Habiendo contorneado la totalidad de la manzana que engloba templo y dependencias rectorales, y sin olvidar contemplar el interesante ábside que conforma la antigua Capilla del Cristo de las Lluvias, edificada por la familia Luján en el siglo XVI, en la pintoresca bajada por la escalinata de la Travesía del Nuncio, nos acercamos a la única puerta actualmente accesible al templo para feligreses y público en general, la que se encuentra en su fachada Sur, sita en la calle del Nuncio (foto 13). Se trata de una sencilla puerta adintelada elaborada en sillares de piedra blanca, y cuya actual configuración data de 1794. Las portadas con herrajes son algo anteriores a esta remodelación, ya que datan de 1776. Sobre la puerta podemos contemplar una hornacina vacía reelaborada en la restauración de la iglesia en 1980; si bien en el siglo XVII consta que contenía una imagen de San Pedro. A ambos lados de la hornacina, dos escudos con las armas de la Corona de Castilla y León (foto 14). Aunque se ha publicado en muchas ocasiones que son los escudos más antiguos que se conservan en Madrid, anteriores al reinado de los Reyes Católicos, esto en realidad no es así, ya que ambos escudos aparecen circunvalados por el collar de la Orden del Toisón de Oro, orden de caballería de origen borgoñón fundada en 1429, y que no tendría trascendencia en los reinos hispánicos hasta la llegada del primer monarca de la Casa de Austria, Carlos I,  quinto emperador del Sacro Imperio Romano Germánico de ese nombre. Posiblemente, los escudos se incorporarían a la fachada de la iglesia con motivo de la gran reforma que experimentó en el siglo XVII. No olvidemos, porque suelen pasar desapercibido, que la fachada sur también ostenta dos blasones similares, seguramente desplazados de la fachada original cuando se construyeron las dependencias parroquiales en la reforma del barroco.

Accediendo al interior de la iglesia por esta puerta, nos encontramos con un templo de planta basilical  de tres naves y cabecera recta (foto 15). La nave central, más ancha que las laterales, se cubre por medio de bóveda de cañón con lunetos. Cada tramo de esta bóveda, diseñada y realizada por el maestro de obras Francisco Sanz entre 1655 y 1661, se encuentra ornamentada con escudos pontificios barrocos, uno representando la tiara, otro la cruz patriarcal y el último, las llaves del Reino de los Cielos, rememorando con todo  ello al primer Papa de la Iglesia, San Pedro. Estos escudos barrocos, muy hermosos estéticamente, fueron realizados durante una restauración del templo efectuada en el año 1784 por el maestro de obras Felipe Ramos.  A resaltar un recargado escudo papal situado en la bóveda del sotacoro, que fue reconstruido en 1772. Sobre el presbiterio, resalta una cúpula sin tambor y con linterna de forma elipsoidal (foto 16).

 

Remata la nave mayor un retablo barroco, realizado por el arquitecto Sebastián de Benavente y fue finalizado en el año 1671. Se compone de una alta predela de mármoles, con puertas de acceso a la sacristía;  un cuerpo dividido en tres calles por columnas salomónicas, y un ático semicircular. En el centro camarín, con imagen de vestir de la Virgen del siglo XIX en su advocación de la Inmaculada Concepción, que sustituye la imagen del santo titular; el cual aparece en el gran lienzo del ático, que representa su crucifixión en Roma, cabeza abajo, del año 1771, copia realizada por el pintor suizo Juan Bautista Caturnio del que efectuó Guido Reni y que se custodia en los Museos Vaticanos. El resto de las pinturas, son lienzos del siglo XVII representando a San Francisco de Asís y a Santa Isabel de Hungría. Culminan el retablo dos escudos reales, datados en 1709, sostenidos por querubines.

Culminando la nave lateral de la epístola, la situada a nuestra derecha mirando desde los pies de la iglesia, se encuentra la actual capilla dedicada a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Esta capilla fue edificada por la familia Luján en el siglo XV, y es uno de los escasos restos del templo medieval aún subsistentes, lo cual podemos apreciar en la sencilla bóveda de crucería gótica que la cubre, elemento valiosísimo para nuestro Madrid, que tan escasa anda de construcciones de esta corriente artística y arquitectónica.

Esta capilla e iglesia en general están muy necesitadas de que se le preste una adecuada restauración, tanto exterior (que fue restaurado entre 1980 y 1982) como interior. La propia capilla del Perpetuo Socorro muestra, a través de distintos desconchones del revoco que cubre sus muros, la subsistencia de una decoración pictórica que quizá fuera factible recuperar.

En el muro norte de esta capilla, una última sorpresa, la lápida sepulcral del nuncio apostólico Martín Iñigo Caracciollo, aquí enterrado en 1754 (foto 19).

 

La nave lateral del evangelio está culminada por la Capilla del Cristo de las Lluvias, también edificada por la familia Luján, pero ya en las postrimerías del siglo XVI. De estilo renacentista, muestra una planta circular, rematada por cúpula y linterna, y actualmente dedicada al Santísimo (foto 20). De esta capilla procede el sepulcro realizado en alabastro, de magnífica labra renacentista, del Obispo de Mondoñedo, Fray Antonio de Luján, y que actualmente se conserva en el Museo Arqueológico Nacional. Hoy en día, la imagen más destacable de esta capilla es la de María Santísima del Dulce Nombre en su Soledad, realizada en 1999 por la imaginera sevillana Lourdes Hernández (foto 21).

No obstante, el templo, a pesar de la invasión francesa y de los asaltos revolucionarios de 1931 y 1936 que en tan gran medida esquilmaron su patrimonio histórico-artístico, conserva aún alguna que otra joya, como es la que hallamos en esta nave del evangelio: un busto de un Ecce Homo del siglo XVII (22), de gran expresividad y sentimiento, atribuido al granadino José de Mora (1642-1724).

Sin embargo, la “joya de la corona” de este templo y objeto de la veneración de los vecinos del barrio, y de infinidad de madrileño, la constituye la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, conocido como “el Pobre” (foto 23), denominado así para diferenciarlo de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli, que sería “el Rico”.

El Nazareno de San Pedro es una característica imagen del Cristo de la Sentencia; episodio evangélico en la que Jesús es mostrado al pueblo judío, atado, maniatado y con corona de espinas,  desde el pretorio romano por el Procurador Poncio Pilato, al efecto de serle comunicada la sentencia de muerte por crucifixión. Esta imagen se talló a finales del siglo XVIII por el imaginero sevillano Juan de Astorga. La imagen fue donada en 1812 al templo por la duquesa de Santiesteban  y Medinaceli, que tenía su palacio madrileño frontero a esta iglesia, trayéndola de su fastuoso palacio mudéjar-renacentista sevillano conocido como la “Casa de Pilatos”.

Jesús “el pobre” está íntegramente tallado en madera, incluyendo el cuerpo, siendo de tamaño algo menor que el natural, y su cabello es genuino, al igual que sucede con Jesús “de Medinaceli”.

Para finalizar la visita a este interesantísimo e histórico templo recomendamos echar un vistazo a su coro, que sustenta un magnífico órgano barroco realizado en 1716 por Francisco de Mendoza, que ha sido recientemente restaurado; y visitar el antiguo baptisterio, situado a los pies de la nave de la epístola, ahora dedicado a la Virgen Milagrosa, en un interesante retablo del año 1722, junto con otras imágenes de Santa Lucia y San Nicolás de Bari, y el Niño del Remedio. Este antiguo baptisterio se encuentra cerrado por una notable rejería datada en 1772, del que apreciamos el detalle de la cancela (foto 24).

 

Animamos a los visitantes de nuestra ciudad y los madrileños en general a que visiten los viejos templos y aprendan a conocerlos y a quererlos como algo propio; y a que las autoridades colaboren al mantenimiento del patrimonio que constituyen, tanto por su continente, como por su contenido.

Fuentes fotográficas

  • Foto 1: Fuente:Románico Generalidades adevaherranz.es
  • Foto 2: Fuente: artaula.wordpress.com
  • Foto 3: Fuente: xtec.es
  • Foto 4: Fuente: cofrades.pasionensevilla.tv
  • Foto 5: Fuente: convistasalmundotictac.wordpress.com
  • Foto 6: Fuente: iesvirtual.cat
  • Foto 7: Fuente: xtec.cat
  • Foto 8: Fuente: commons.wikimedia.org
  • Foto 9: Fuente: edicioneslalibreria.es
  • Foto 10: Fuente: Dirección General de Turismo, de la Comunidad de Madrid
  • Foto 12: Fuente: monumentamadrid
  • Foto 15: Fuente: monumentamadrid.es
  • Foto 24: Fuente: canal-madrid.com

Resto de fotografías por Julio Real

Bibliografía

  • AA.VV. (2008) “Enciclopedia del Románico en Madrid”. Aguilar de Campoo.
  • AA.VV. (1989) “Diccionario Enciclopédico Espasa”. Tomo 2. Espasa-Calpe, S.A. Madrid.
  • AA.VV. (2000) “El arte mudéjar. La estética islámica en el arte cristiano”. Electa.
  • AA.VV. (2002) “Retablos de la Comunidad de Madrid”. Consejería de las Artes de la Comunidad de Madrid.
  • BARRAL ALTET, Jaime (1998) “La Alta Edad Media”  Colonia.
  • COBREROS, Jaime (1993) “El románico en España”. Guías Periplo Incafo. Madrid.
  • FUERTES GARCIA, Miguel A. (2004) “Las primitivas iglesias de Madrid” Ed. La Librería.
  • LÓPEZ CARCELÉN, PEDRO; CASTELLANOS OÑATE, JOSÉ MANUEL; GEA ORTIGAS ISABEL (2009). “Madrid. Guía visual de arquitectura”. La librería. Madrid.

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Autor del artículo

Julio Real

Comentarios

inforcalatrava(hace 12 años)

Buenas tardes,
En primer lugar felicitarle por el artículo. Simplemnte quería añadir algún dato que creo pudiera llegar a ser de su interés. Pertenezco a la Hdad. de Jesús "El Pobre". Un grupo de hermanos llevamos años intentando recopilar la Historia de la Imagen pues de desconoce mucho de ella. El documento más importante que hemos encontrado hasta el momento es un inventario de la Iglesia, que entre otras cosas, nos cuenta que el Señor fue traido a esta Iglesia de San Pedro en el año 1756 en un rosario vespertino, desde el Real colegio de Ntra. Sra de Loreto (sito entonces en Antón Martín). Esto descarta que el escultor sea Juan de Astorga, pues éste nació en 1779. Según vaya avanzando en investigaciones lepondré al corriente y cualquier ayuda sobre el tema será muy bien recibida. Un saludo

inforcalatrava(hace 12 años)

Buenas tardes,
En primer lugar felicitarle por el artículo. Simplemnte quería añadir algún dato que creo pudiera llegar a ser de su interés. Pertenezco a la Hdad. de Jesús "El Pobre". Un grupo de hermanos llevamos años intentando recopilar la Historia de la Imagen pues de desconoce mucho de ella. El documento más importante que hemos encontrado hasta el momento es un inventario de la Iglesia, que entre otras cosas, nos cuenta que el Señor fue traido a esta Iglesia de San Pedro en el año 1756 en un rosario vespertino, desde el Real colegio de Ntra. Sra de Loreto (sito entonces en Antón Martín). Esto descarta que el escultor sea Juan de Astorga, pues éste nació en 1779. Según vaya avanzando en investigaciones lepondré al corriente y cualquier ayuda sobre el tema será muy bien recibida. Un saludo

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