Madrid y Alonso Álvarez de Toledo, contador de Juan II de Castilla
“Despues desto, estando el Condestable en Madrid, donde el Rey era, en el año del Señor de mil é quatrocientos é treinta é cinco, possaba el Condestable en su casa dél Contador mayor Alonso Alvarez de Toledo”.
Crónica de don Álvaro de Luna titulo XLIV. Josef Miguel Flores, 1784.
Alonso Álvarez de Toledo, cortesano de Juan II y Enrique IV.
La vida de Alonso Álvarez de Toledo transcurre durante los convulsos años que vive el reino de Castilla en la primera mitad del siglo XV. La batalla de Olmedo, 19 de mayo de 1445, tiene lugar siendo Alonso tenedor de los reales sellos. Es Alfonso contador mayor desde el año 1415 ó 1416. Titular de la escribanía mayor de rentas de Cartagena en 1431. En un documento de 1435 se le cita como contador del Rey y regidor de Toledo. En 1437 participa en la organización de la documentación hacendística depositando los libros de la Contaduría en el Archivo de la ciudad de Segovia. Igualmente es citado como contador mayor cuando en 1433 compra el tierras de Madrid el castillo de Aulencia junto con sus tierras, casas y vasallos. Era Aulencia la actual Villafranca del Castillo en el municipio de Villanueva de la Cañada. En 1455 un real decreto de Juan II, libraba el lugar de tasas al mismo tiempo que cambiaba su nombre a Villafranca del Castillo. Es tenedor de los reales sellos de Juan II en 1445 y su escribano en 1449. Igualmente es contador del príncipe Enrique y su mayordomo. En 1440, Juan II procedió a un nuevo reparto de los oficios de la Casa del Príncipe, nombrando, entre otros, a Álvaro de Luna como Mayordomo mayor, camarero mayor al conde de Alba y contador mayor a Alonso de Toledo. Es escribano mayor de cámara del ya Enrique IV en 1456.
Ya fallecido pervive su memoria al ser citado como Contador en las noticias referidas a la fundación en 1485 por su hijo Garci Álvarez de Toledo del hospital llamado Campo del Rey situado sobre un terreno próximo al Alcázar conocido como Campo del Rey, hoy Plaza de la Armería. También conocido como Hospital de la Merced. Su también nombre de Hospital de la Caridad le viene de una hermandad que bajo dicha advocación fundaron Juan II y su mujer doña María de Aragón en 1421 para atender al culto de la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, situada donde luego estarían las caballerizas de Felipe II. Junto a dicha iglesia se construyó en 1485 el hospital del Campo del Rey cuya misión era enterrar a los muertos que se hallaban en las calles, a los ajusticiados y la de casar tres huérfanas cada año, dando a cada una 23.000 maravedíes de dote. Aunque fue mandado suprimir por Felipe II en 1566, siguió funcionando durante algunos años más. En 1580, tras la reducción de los hospitales, se trasladaron sus imágenes a la parroquia de Santa Cruz y el hospital fue derribado en 1587.
Alonso Álvarez de Toledo no sólo desempeña diferentes oficios en la Corte hasta prácticamente su muerte y la de su rey Juan II en 1454. Es desde el año 1419 ya un destacado miembro de la oligarquía urbana de la ciudad de Cuenca, formada en su gran mayoría por conversos de judío como se dice del mismo Contador. En el año 1426 “Alfonso Álvarez de Toledo, procurador de la ciudad de Cuenca, saca un traslado del cuaderno de las Cortes de Madrid de 1419, para contar con una copia autorizada del mismo”. Es regidor de su ayuntamiento desde 1421 o 1422, en sucesión a su suegro Juan Fernández de Valera y en fecha que posiblemente fuera la de su primer casamiento con Aldonza Fernández. En 1423 era el ya Contador también era alcalde de la Casa de la Moneda de Cuenca. En 1437 y en 1438, las autoridades concejiles de Cuenca acordaron “por los muchos servicios prestados por los regidores Juan Fernández de Valera (difunto), Pero Álvarez de Toledo y Alfón Álvarez de Toledo y Ferrand Alonso de Guadalajara otorgarles ciertos galardones”. Los servicios prestados por Juan Ferrández de Valera, se premiaron, al hallarse difunto, en su hijo del mismo nombre, para quien se reserva una escribanía del número. A Alfón Álvarez de Toledo se le autoriza a hacer una pared desde unas casas-mesón, recién adquiridas, hasta el adarve, siempre que deje libre la vía pública. Es regidor perpetuo de Guadalajara también en 1421 y de Toledo en 1435.
Alonso Álvarez de Toledo prueba su valor en el servicio al infante don Fernando de Antequera en las campañas de Andalucía y es recompensado siendo armado caballero de la orden de la Banda en 1407, como se recoge en los capítulos 35 y 48 de la Crónica de don Juan el II,”el muy noble caballero Alonso Álvarez de Toledo recibió el collar y la divisa de esta Orden de manos del Rey de Castilla Juan el II que fue uno de los doce caballeros que escogió para tan distinguido honor”. En 1426, sería armado caballero de La Banda su hermano Pedro Álvarez de Toledo. En el año 1415, coincidiendo con el comienzo de su desempeño como Contador, parece que junto a su hermano Pedro, recibe el privilegio de hidalguía de Juan II. De la existencia del documento que contenía la concesión del privilegio solo se tiene constancia hasta el siglo XVI. Otros muchos fueron los privilegios y exenciones que le fueron concedidos por Juan II para “él, sus hijos, criados, amas, quinteros y paniaguados de cualquier empadronamiento estuvieran exentos de pechos, derramas y contribuciones” por Privilegio Rodado de 1429. Por Cédula del año 1432 el Monarca manda "que en la villa de Madrid siempre que se hiciese Ayuntamiento se diese cuenta a Alonso Álvarez de Toledo, su Contador Mayor y de su Consejo, para que se le hiciese saber lo que se iba a tratar y si quisiera estuviera presente”. Ya en los últimos años de su vida, y al final de la de Juan II, el monarca le distingue con el nombramiento de caballero de la orden de la Jarra en 1453. Esta condición se recuerda en la fachada de la que fuera casa de su Mayorazgo en la villa conquense de Cervera,-un escudo con la divisa de la Orden “campo azur con una jarra blanca de lirios floridos”.
En cuanto a su filiación hay que descartar que hubiera nacido en la Casa de los señores de Valdecorneja antepasados de Oropesa y Alba, como en ocasiones se ha escrito, “del segundo matrimonio casó Fernán Álvarez Toledo, con Beatriz Fernández, en quien tuvo a Garci Fernández de Toledo, Señor de Casas buenas, que casó con Mayor Fernández su prima hermana, cuyo hijo fue Alonso Álvarez de Toledo, Contador Mayor de Castilla y del Consejo de los reyes Don Juan el segundo y Don Enrique cuarto”. Es este Fernán Álvarez de Toledo el II señor de Valdecorneja y el abuelo del I conde de Alba. Falsas genealogías surgidas de la hábil mezcla de datos ciertos con otros inventados para soslayar el prejuicio anticonverso y la obsesión por la limpieza de sangre, “El Contador Alonso Álvarez de Toledo fue judío y que estando enfermo el Contador y solo en un aposento con un criado suyo, dijo, “¿Quién está ahí?” y el criado respondió que ninguna persona estaba y que, entonces, dos o tres veces llamando a Dios, dijo:”Adonai, Adonai, en tu ley muero!” No importó su situación en la Corte y en la política municipal de las ciudades de Cuenca y Guadalajara para que su familia fuera sospecha de judaizante por el Santo Oficio de Cuenca. En efecto, pertenecía Alonso Álvarez de Toledo al linaje toledano de los Husillo o Fusillo, los antiguos Uziel hebreos originarios de Fez. Es Alonso Álvarez de Toledo hijo de García Fernández, señor de la localidad de Casasbuenas-Toledo-, oidor de la Chancillería de Valladolid y regidor de Toledo a quien suelen apellidar de Toledo, y de su prima Mayor Fernández. Sobre la ascendencia del Contador más allá de su padre no se puede asegurar nada con certeza documentada. No sabemos la fecha de su nacimiento.
Es el testamento del Contador un testimonio del monto al que podían acceder las riquezas de los judeo conversos ligados a la actividad política. Es la suya la única fortuna personal del siglo XV que se puede reconstruir en parte unos años antes de su muerte, aunque solamente conocemos el quinto de libre disposición que distribuye entre su madre, sus hijos y sirvientes de sus casas no olvidando mandas para obras religiosas para dejar sentado su comportamiento como buen cristiano. La fortuna en rentas de Alonso Álvarez de Toledo en Juros de Rentas Reales se estima en 12.184.359 maravedíes y la de Censos pagados en florines en 5 349 florines de oro. Además, cobraba Censos pagados en maravedíes, en cargas de trigo y en escudos. A estas cantidades añadir los dos mayorazgos que crea para los primogénitos de sus dos matrimonios. El Contador testó en el año 1440 en Madrid. Hay documentación con referencia a un testamento otorgado en 1456 viviendo aún su madre. Muere en 1459 conociéndose alguna documentación que afirma fue en 1457 o hacia 1460, “murió este caballero lleno de buenas obras y servicios hechos a Dios y a sus reyes por el año de 1457". Es enterrado en la capilla mayor del monasterio de Santa María de Monte Sión de Toledo de la orden de San Bernardo, que ayudo a fundar y dotó en Toledo en la segunda década del siglo XV, hacia 1427-1429. “En 1440 ya tenía construido su sepulcro con estatuas de alabastro en la Capilla Mayor del Cvto de Sta María de Toledo”. "que yo fice e edifiqué e donde están fechos los monumentos de alabastro para mi sepultura e de Catalina Núñez, mi mujer”. Más tarde, ordenarían poner sobre su tumba, lo cual seguía desesperando a los hidalgos de sangre, "Aquí yace el muy Ilustre Señor don Alonso Álvarez”. Enrique IV estando en Palencia conoce la noticia de su muerte y se recoge que “lo sintió mucho porque era de un caballero de los que mas se fiaba y que tenía entendido le servía con más lealtad”. Estaba el Monasterio a extramuros de Toledo, a una media legua de la Ciudad. Es en la actualidad Monte Sión una comunidad de hermanos cistercienses de la orden de la Estrecha Observancia, trapenses, que ofrece un servicio de hospedería religiosa.
Las posesiones del Contador, su hermano, y sus hijos se extendieron por las actuales provincias de Madrid, Cuenca, Toledo y Guadalajara. Posesiones y señoríos del Contador localizamos en tierras de la ciudad de Huete, en el obispado de Cuenca, donde es propietario de varias haciendas y del castillo de Anguix-ahora Guadalajara-, bajo su señorío durante algún tiempo. En 1423, ya regidor de Cuenca, toma de posesión de unas casas en la calle del Alcázar de Cuenca, donde vivían Gutierre Díaz de Sandoval y Catalina Díaz, su mujer. En 1435, compra heredades y bienes por 80.000 maravedíes en Casas Buenas, Toledo, y en El Cañavate- Alcañavate-en tierras conquenses de Alarcón. El Contador y su segunda mujer, Catalina Núñez, aparecen en los documentos relacionados con la repoblación de las tierras madrileñas de Chamartín y Fuencarral después de su destrucción en la primavera del año 1445 con ocasión de la batalla de Olmedo. En el año 1452 compra en Fuencarral veintiuna heredades. En 1455, compra una partida de molinos a las afueras de Toledo, ya no le se cita como regidor de la villa.
Si hacemos caso a Fray Jerónimo de la Quintana en su obra A la muy antigua, noble y coronada villa de Madrid.: historia de su antigüedad, nobleza y grandeza, tendríamos que decir que “en contra de lo que opinaban de él sus conciudadanos conquenses fue liberalísimo en hacer limosnas y amiguísimo de socorrer necesidades”; así lo recoge un libro de bienhechores del convento de San Benito el Real de Valladolid, que dice: “Alfonso Álvarez de Toledo, Contador Mayor de Nuestro Señor el Rey, cuya ánima Nuestro Señor Dios conserve, y en muchas virtudes aumente y lleve a su santa gloria, amen. Fue mucho singular amigo nuestro y nos prestaba gran cantidad de maravedís cada vez que lo habíamos menester, e sablava por esta casa, ezelava el honor de ella do quiera que el estava: este nos dio mil maravedía para ayuda a traer la fuente”.
A tenor de lo dicho por Quintana, y como medio de asegurar su posición en la sociedad así como la de sus descendientes fue el Contador fundador no sólo del convento de Santa María de Toledo de la orden de San Bernardo, sino que también mandó construir junto al claustro de la catedral de Cuenca una capilla familiar que tendría un capellán perpetuo encargado de cantar dos misas semanales por su primera mujer y sus padres. También funda tres capellanías; una en la catedral de Cuenca en honor de su primera mujer y donde fue enterrada a la que deja en su testamento 2.000 maravedíes de renta anual otra en Madrid en la iglesia de San Salvador cercana a sus casas en Madrid dotada con 1.200 maravedíes de renta anual perpetua y la tercera la propia del monasterio de San Bernardo donde él es enterrado y a la que lega en su testamento además de diferentes objetos para el culto una renta anual a perpetuidad de 5.000 maravedíes así como otros 50.000 para terminar las obras del claustro iniciadas en el año 1427. A una obra pía destinada a casar doncellas le asigna 20.000 maravedíes y manda repartir a su muerte un donativo de 20 maravedíes para cada convento ermita y santuario de Toledo. No se olvida de la redención de cautivos a lo que destina 1.000 maravedíes de su quinto de bienes de libre disposición testamentaria. Además de esto fue magnánimo con los pobres y con los criados y servidores de su Casa, pero especificando que no sea esclava.
Los dos matrimonios de Alonso Álvarez de Toledo.
Alonso Álvarez de Toledo casa dos veces. La primera hacia 1421 ó 1422 con Aldonza Fernández de Valera, hija de Juan Fernández de Valera, regidor de Cuenca, en cuyo oficio sucedería el Contador parece que en las fechas de su casamiento pues su suegro muere en 1422. De ambos, es primogénito Juan Álvarez de Toledo. Recibe el mayorazgo creado en 1450 sobre las villas conquenses de Villanueva del Palomar, La Cañada del Manzano y casas en la ciudad de Cuenca. Primer señor de Cervera y del mayorazgo centrado en Cuenca. De él serán titulares sus descendientes y sucesivos señores de Cervera que a principios del siglo XVIII ven elevado el Señorío a Condado. El segundo, García Álvarez de Toledo, fue clérigo. Abad del priorato de Santa María de Atocha cercano a Madrid y abad de la iglesia de Santa Leocadia de Toledo; parroquia de la que dependía el priorato de Atocha desde el año 1162; y obispo de Astorga entre los años 1463 y 1488. Parece que el segundo hijo del Contador tiene una importante participación en el dictamen sobre la impotencia de Enrique IV, “A este prelado y a don Lope de Ribas, Obispo de Cartagena, se remitió por el mes de diciembre del mismo año-1464- el rey Enrique IV, para que examinasen si era o no impotente”. Es fundación suya en Madrid hacia 1485 el hospital llamado Campo del Rey, próximo al Alcázar. Conocido como hospital de la Merced o de la Caridad que se mantiene hasta fines del siglo XVI. También a él se deben obras en la capilla mayor del monasterio de Santa Maria de Monte Sión que ayudara a fundar su padre y donde fue enterrado el Contador. Testa el 24 de junio de 1486.
Localización del Hospital de la Caridad. Delante del Alcázar, la antigua explanada del Campo del Rey será en lo esencial, la Plaza de la Armería. Es en el Campo del Rey donde se celebraba el mercado franco concedido por Enrique IV en 1463. La generosa concesión del monarca dispone que se celebre todos los martes, “para siempre jamás, en la mi placa questa delante de los mis alcazares”. Es decir, en el Campo del Rey.
Son el Contador y su primera mujer, sin que se pueda asegurar el orden de nacimiento, de varias hijas: Blanca, Mencía y Aldonza de Toledo. A ellas sumar Mayor Álvarez que puedo ser hija natural del Contador o de su segundo matrimonio. También pudo tener un hijo natural llamado Juan como el primogénito y otra hija llamada Mari que puede ser de este primer matrimonio, del segundo o también natural.
De segunda vez casa Alonso Álvarez de Toledo en torno a 1426 con Catalina Núñez de Toledo”, también de linaje converso y vecina de la ciudad de Toledo. Hija del jurado Francisco Núñez de Toledo, vecino de las casas de la Gallinería, luego llamadas de los Toledo, en la judería toledana. Son padres de Pedro Núñez de Toledo, primogénito, de Gonzalo, Isabel y de María del Sol. De esta segunda boda parece ser también Mayor de Toledo, que puede ser natural. En las genealogías del Contador de la Colección Salazar y Castro de la Real Academia de la Historia nos encontramos con un Juan Álvarez de Toledo no dándose noticia de la madre.
Hizo el Contador un segundo mayorazgo en Pedro Núñez de Toledo su hijo primogénito de su segundo matrimonio. De este segundo mayorazgo eran las villas de Cubas y Griñón en Toledo que el Contador compra en 1450 y, la que en algún documento se dice fue de su padre García Fernández, Casasbuenas; la de Villafranca en Madrid; así como otros heredamientos en Getafe y en la tierra de Alarcón en Cuenca, que quizá pueda ser la Torre de Montalbanejo de donde fue señor, y las casas en Madrid y Toledo donde vivía el Contador. Le atribuye Quintana la posesión de hasta 380 casas en los lugares más principales de Castilla, aunque la voz popular, de la que se hace eco Quintana, podía llegar a contar hasta unas 3.000. Don Alonso y su segunda mujer, Catalina Núñez, fueron los fundadores de la villa de Villafranca del Castillo en torno al castillo de Aulencia. En el siglo XV, los Núñez de Toledo levantan los muros que rodearon el castillo.
Pedro Núñez de Toledo fue regidor de Madrid en 1465, "En Madrid XVI de julio de LXV presentes Diego de Valerrabano asistente e Pedro de Luxan, Pedro Nuñez, Diego de Vargas, Diego Gonzalez, Diego de Luxan regidores, parecido Diego Martinez de Çamora, secretario del rey nuestro señor, presentaron esta carta e una cedula, obedecieronlas e mandaronlas pregonar e pregonose en la plaça de Sant Salvador e en la plaça del mercado de çerca de la puerta de Guadalfajara por Juan pregonero”, contador mayor de Castilla así como del Consejo de Enrique IV desde 1450 a 1477 e igualmente del Consejo de los Reyes Católicos, “De un contador que fue del rrey don Juan, que se llamo Pero Núñez de Toledo, y el padre se llamo Alonso Álvarez... traen por armas los deste lynaje un escudo de azul con una jarra como de Nuestra Señora de platta con sus lyses saliendo della, y orlado el escudo de oro con ciertas estrellas de azul”. Son cinco los lises y cuatro las estrellas.
Los Reyes Católicos compran en 1477 a Pedro Núñez de Toledo sus casas de Toledo que habían pertenecido a su abuelo materno por 100.000 maravedíes de Juro para levantar allí el monasterio franciscano de San Juan de los Reyes. Muere en 1503 y es enterrado en el convento de Santa Clara de Madrid, fundación de su madre.
En Madrid, las casas de Alonso Álvarez de Toledo ocupaban la manzana 429 y contiguas con tribuna a la iglesia de Santiago y luego a la de Santa Clara, aparte de otras que estaban situadas en la plaza de la Villa y que en 1467 tuvo que vender al Concejo su viuda Catalina Núñez, ya que habían sido expropiadas para ensanchar la plaza. Debemos imaginarnos un Madrid del que nos da una idea aproximada el plano de Texeira del siglo XVII, aunque éste ya no es el mismo Madrid del siglo XV por donde podríamos encontrar al Contador.
En las casas del Contador se hospedaba Juan II cuando estaba la Corte en Madrid, Enrique IV y el condestable Álvaro de Luna donde parece que su mujer Juana de Pimentel, luego de viuda “la Triste Condesa”, dio a luz en 1435 a su hijo y heredero Juan. Pasan algunas de las Casas de los Toledo a la propiedad de la Casa de Lemos dando nombre esta propiedad a la actual calle del Conde de Lemos que es paralela a la de Santiago. Viene de Pedro Núñez de Toledo la Casa de los señores de Villafranca, en Madrid, en Italia marqueses de Villamagna- Villamaina-, grandes de España.
Muere Catalina Núñez “a quien la princesa Isabel también tuvo en mucha estima por su valor y virtud y recién muerto su marido le hizo compañía durante quince días sin querer ser servida de sus criadas, sino tan solo de las de Doña Catalina, a quien Su Alteza dio un retablico de marfil y plata de la vida de Nuestra Señora, que se guarda en el Convento de San Bernardo, tanta era la honra y favor, que aquellos santos reyes hacían a quien también se la merecía” en el año 1472, “Aquí yaze la notable señora Doña Catalina Núñez de Toledo mujer que fue de Alonso Álvarez de Toledo, Contador Mayor de Castilla. Fino año de 1472”. Su lugar de enterramiento fue la capilla mayor del monasterio de Santa Clara de Madrid, “Enterrose en el coro delmonasterio de sanrtacalara, dejando por su patrón a su hijo Pedro Nuñez de Toledo y a los sucesores de su casa y mayorazgo, y la capilla mayor para su entierro.Y porque no se perdiese el derecho al Patronazgo del Convento de San Bernardo de la ciudad de Toledo dejó ordenado que sus sucesores se enterrasen alternativamente uno en este Monasterio de Santa Clara y otro en el convento de San Bernardo” que fue fundación suya en Madrid, “Pareciendo a Doña Catalina, que no cumplía con el estado de viudez, que Nuestro Señor le había dado, sino era retirándose a un Monasterio, donde apartada de los cuidados del siglo, se entregase toda a Su Magestad, dio traza de edificar y dotar para conseguir lo que deseaba el Monasterio de Santa Clara de esta villa, Monasterio de la Visitación de Nuestra Señora, llamado Santa Clara de monjas franciscanas”. Parece que fue doña Catalina quien hizo que las rosquillas que elaboraban las mojas del convento cobraran fama entre los madrileños, destinando el dinero obtenido de la venta de las rosquillas de Santa Clara para sus obras de caridad.
En el arrabal de Madrid fue fundación en el año 1460 de Catalina Núñez de un monasterio de religiosas franciscanas de Santa Clara. Estaba bajo la advocación de la Visitación de Nuestra Señora, aunque fuera conocido popularmente como de Santa Clara. Catalina Núñez, tras enviudar, obtuvo la licencia papal para el establecimiento conventual, lo dotó y puso por única condición "que no se pudiessen apartar jamás de la obseruancia regular, reseruando para si y los sucessores de su casa el derecho del patronazgo perpetuamente". En la clausura se veneraba un crucifijo del que se contaban diversos prodigios, como el de que, estando en trance de muerte una monja que le era particularmente devota, el Cristo empezara a sudar. En otra ocasión, una novicia decidió abandonar el convento, pero al pasar ante el crucifijo observó como la cara de Jesucristo expresaba indignación, por lo que decidió permanecer en el claustro; entonces su rostro reflejó una enorme bondad. Tuvieron capillas en el templo del monasterio de Santa Clara de Madrid la familia de Los Cuero en la Capilla de Santa Catalina y la de los Vargas Mejía en la Capilla de San Juan.
El edificio de este convento lindaba con la iglesia de Santiago y tenía frente a él la iglesia de San Juan Bautista, derribada por orden de José Bonaparte y en su espacio la plaza de Ramales. Ocupaba el Convento la práctica totalidad de la manzana 429 entre las calles actuales de Santiago, Amnistía, Santa Clara y plaza de Santiago, levantado sobre parte de las casas que fueron propiedad de su fundadora. En 1581 se ensanchó “la muy corta calle que va de la iglesia de Santiago a la de San Juan", y se reedifica por ello parte de la clausura del Convento. En el año 1619 se labró la portería. Fue derribado en 1810 de acuerdo con la política urbanística de José Bonaparte que quiere dar mayor prestancia al espacio que rodeaba el Palacio de Oriente. Es José I conocido como “Pepe Plazuelas” por las que abre durante su reinado como es el caso de las plazas de Santiago, San Martín, San Miguel, Ramales, Santa Ana, Mostenses… para abrir espacios en el laberíntico urbanismo de Madrid.
Las religiosas de Santa Clara se trasladaron al monasterio de la Concepción Francisca en la calle de Toledo fundado por Beatriz Galindo a principios del siglo XVI junto al hospital también de su fundación en 1499. Luego tras diversos destinos fuera de la villa regresaron a Madrid instalándose en el de las Comendadoras de Calatrava. Sobre parte del solar de Santa Clara que llegaba hasta la entonces también calle del Espejo, ahora esta parte rebautizada como de Vergara y continuación de la de Arenal, se abrió la calle de la Amnistía que hace esquina con la antigua de Santa Clara y la calle de La Unión, paralela a la de Santa Clara. Desde 1852 a 1936, el número 2 de la calle de Santa Clara albergó al Real Colegio de Farmacéuticos; en el segundo piso del número 3 se suicidó, como recuerda una lápida, el 13 de febrero de 1837, el poeta José de Larra, y en el mismo edificio vivió, y murió en 1875, Narciso de Escosura, escritor del grupo de Espronceda que participó en La Conspiración de los Numantinos. En 1831, don Francisco Travesedo instalaría en esta calle los que serían los famosos baños de la Estrella.
Los bajos de las casas de la manzana delimitada por las calles del Conde de Lemos y la de Santiago, en estado ruinoso hasta hace algo más de un año, conservaban los dinteles de las puertas del Convento en los que aún se podían leer inscripciones religiosos. En la actualidad la esquina de esta manzana ha sido derribada y nada se sabe que ha sido de estos dinteles cargados con una historia de casi seis siglos.
Puede ser este momento y lugar para reivindicar su paradero así como la presencia del Contador en estas calles de Madrid. Así podremos perdernos por ellas y si nos encontramos con Alonso contarle y que nos cuente. En la fachada de lo que fue la casa del Contador en Madrid una placa puesta ya en el siglo XIX nos lo recordaba, aunque de forma equivocada ya que atribuía las posesiones del Contador a los titulares del marquesado de Villafranca del Bierzo también de apellido Toledo. Eran propiedad de los marqueses de Villafranca del Bierzo y duques de Alba en el siglo XVIII las casas de la calle de Don Pedro, en las inmediaciones de la Plaza de la Cebada. En parte fueron ocupadas desde inicios del siglo XX por el colegio del Sagrado Corazón y desde 2009 por la sede de la Real Academia de Ingenieros. Está el error de la atribución de las casas del Contador a los Toledo marqueses de villafranca y luego duques de Alba en estas líneas del padre Quintana que en siglo XVII en su obra Historia de la Antigua Nobleza y Grandeza de Madrid escribe, “D. Juan II, y muy especialmente durante la privanza del célebre condestable D. Álvaro de Luna, que habitaba cerca del Alcázar, en las casas de Álvarez de Toledo, señor de Villafranca, que estaban hacia la calle de Santiago, en el terreno donde después se fundó el convento de Santa Clara”. Cuando habla Quintana de Villafranca no se refiere al de los Toledo en el Bierzo, si no al del Contador, Villafranca del Castillo. Dos familias con el apellido Toledo tuvieron Mayorazgo en la villa de Madrid. Uno de ellos es el que fundó Alonso Álvarez de Toledo en cabeza de su hijo Pedro Núñez de Toledo y el otro es el de los Toledo titulares del marquesado de Villafranca del Bierzo en León. Esta equivocación también está propiciada porque las Armas del Contador al igual que las de los Toledo de Alba tienen su escudo jaquelado de plata y azur.
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