Radio Oeste, voz de Pozuelo de Alarcón en los años 80 del siglo XX

Pozuelo de Alarcón fue uno de los dos casos atípicos del proceso de incorporación de municipios a la capital en el siglo XX. El otro fue El Pardo, que a pesar de integrarse en Madrid no ha dejado nunca su carácter rural, gracias a estar aislado por una muralla vegetal de kilómetros de espesor que ha favorecido peculiaridades como la de seguir servido por una compañía de autobuses distinta. En el caso de Pozuelo, a pesar de tener una larga frontera común con la capital de España (la tapia de la Casa de Campo), el lugar se ha mantenido como municipio independiente y con amplia personalidad propia.

Bajo la égida del alcalde José Martín-Crespo Díaz, Pozuelo duplicó su población en unos pocos años, y donde pocos años antes se hallaban prados o granjas de ganado vacuno se alzaron innumerables edificaciones. Pero al igual que por aquellos años Madrid tuvo la suerte de tener un alcalde filósofo, Pozuelo tuvo la suerte de tener un alcalde arquitecto y urbanista que organizó ese crecimiento de una manera controlada y cualitativa. Frente al “modelo Móstoles” que convirtió otros tantos pueblos de la periferia madrileña en colmenas de hacinamiento y viveros de delincuencia, Martín-Crespo limitó el crecimiento a edificios de pocas alturas y alto valor añadido: residencias de profesionales liberales, sedes de nuevas universidades, industrias de lo audiovisual, etc... Gracias a ello, se mantuvo la tradición histórica de Pozuelo como lugar de reposo y tranquilidad al lado de Madrid pero sin ser absorbido del todo por Madrid. Gracias a ello, cuando miramos hacia el oeste desde las Vistillas o desde Argüelles seguimos viendo a lo lejos otra muralla vegetal como la del El Pardo y no un cinturón de anodinos bloques sin personalidad. Y gracias a ello, pudo compatibilizarse la instalación masiva de chalets y otras viviendas para gentes de alto poder adquisitivo con la transparencia de la gestión municipal, muy lejos de otro modelo de urbanismo salvaje, el de Marbella, basado en criterios tan irracionales como el de Móstoles y en altas dosis de corrupción. Algo tendrá que ver que el tipo de personajes que se se asentaron al otro lado de la tapia madrileña habían llegado a alcanzar su poder adquisitivo gracias al ejercicio de profesiones cualificadas (economistas, ingenieros, médicos...) y no eran las cohortes de nuevos ricos que se beneficiaron de los pelotazos y especulaciones posteriores de los años 90, que llegaron a afectar incluso al propio Pozuelo.

En este marco, cuando la Carretera de Castilla entre el Puente de los Franceses y el nudo de Villa Romana todavía era de una sola calzada, es cuando nace la emisora Radio Oeste, fundada a finales de 1983 por Paloma Figuerola-Ferretti, de apellido muy radiofónico y promotora de otras iniciativas culturales en el lugar. La emisora tenía sus estudios en el número 4 de la calle de la Iglesia, y emitía en la frecuencia de 100.6 megahertzios. En sus inicios, la estación emitía de forma totalmente independiente, y a partir de 1987 se instalaron otros equipos en terrenos de Radio España mediante un convenio, lo que a la larga acabaría trayendo enfrentamientos con esta otra cadena, hoy sin emisiones propias y cuyas instalaciones físicas retransmiten en nuestros días la señal de Onda Cero.

Radio Oeste se salió del típico concepto de “radio FM local urbana”, y tenía una programación que podía competir en calidad con muchas de las emisoras de las cadenas “grandes”. Se alejaba de otras pequeñas FM de la periferia en el sentido de que ni era el vehículo de autobombo personal de ningún alcalde, ni caía en las tentaciones facilonas de girar hacia lo antisistema y poner a parir a todo el mundo porque sí. Enseguida se integró en la vida cultural del corredor de la Carretera de la Coruña, y en el cercano hipódromo de la Zarzuela llegó a disputarse incluso un Trofeo Hípico Radio Oeste. Junto a otras estaciones, como Radio 3 de RNE, la emisora de Pozuelo fue una de las responsables de ir educando el gusto musical de los madrileños hacia nuevos aires, tras décadas de excesivo machaqueo con flamencos y coplas de calidades diversas y dispersas.

En 1986 Radio Oeste exhibió, en el conocido centro comercial “Zoco”, una instalación de demostración de la televisión por satélite[1], que desde entonces empezaría a inundar innumerables azoteas de nuestras ciudades con sus antenas parabólicas. Aparte de este carácter de apoyo a las vanguardias tecnológicas y musicales, Radio Oeste fue durante sus años de funcionamiento una gran cantera de periodistas: muchos de los locutores que hicieron sus primeros pinitos en Radio Oeste luego acabarían siendo grandes figuras de las ondas, como la asturiana Ana García Siñeriz, con amplio currículum en RTVE y en el Canal Plus, o como Roberto Sánchez Benítez, del Canal Sur andaluz. Pero desde luego el talento más sorprendente y carismático surgido de la emisora es Alejandra Fierro Eleta, más conocida por su pseudónimo de Gladys Palmera, que en 1987 se lanzó a hacer un programa de “música latina” cuando casi nadie en España sabía qué era eso y cuando todavía faltaba bastante tiempo para el boom inmigratorio que nos facilitó el contacto con los ritmos caribeños. Gladys Palmera  dirige hoy una radio especializada en música hispanoamericana que emite vía Internet y posee una de las mayores colecciones de discos de vinilo del mundo en esa especialidad: gladyspalmera.

El 100.6 del dial se hizo popular en Madrid a través de reavivar una tradición radiofónica bastante antigua, la de los discos dedicados, que viene, entre otras, de la Radio Andorra de mediados de siglo, que emitía desde esa micronación pirenaica pero que tenía cobertura y oyentes en amplias zonas de España. Y así se podía oir, por ejemplo, el tema “África” de los Toto, dedicado por Fulanito de Tal a su novia Menganita, o a sus compañeros de la Politécnica o del Instituto. Se lograba una complicidad oyente-locutor muy alta.

En los años finales de su andadura, la emisora cambió su frecuencia 100 kilohertzios más arriba, al 100.7, y fue perdiendo su esencia. Acabó transformada en una cosa llamada Cocodrilo FM, emisora musical surgida para hacer la competencia a la Radio Vinilo de la Inter, y precursora a su vez de Hit FM. Finalmente la frecuencia 100.7 acabó adjudicada a la COPE.

En la actualidad, parte de las tradiciones de Radio Oeste, como las dedicatorias musicales o el servir de cantera de nuevos profesionales, las ha heredado Pozuelo Radio, vinculada a la Asociación Cauro, y que emite desde el 91.9 de la FM o a través de la página web http://www.pozueloradio.es/.

Hacemos a continuación una selección del tipo de música que podía escucharse en el 100.6 un día cualquiera de hace un cuarto de siglo:

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Autor del artículo

Juan Pedro Esteve García

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